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La "lucha libre fetichista" rompe tabúes en RD Congo
La "lucha libre fetichista" rompe tabúes en RD Congo / Foto: ALEXIS HUGUET - AFP

La "lucha libre fetichista" rompe tabúes en RD Congo

En Selembao, un barrio pobre de Kinshasa, no hay electricidad. A la luz de la luna, una luchadora libre enumera las técnicas que utiliza invocando a los espíritus de sus antepasados para que le ayuden a "hechizar" a sus adversarios y ganar los "combates".

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Con una peluca roja y un bastón con "poderes místicos", Ornella Lukeba, conocida en el ring como "Maitresse Libondans", dedica su vida a la "lucha libre fetichista", una mezcla de deporte y espectáculo originaria de la República Democrática del Congo (RDC).

Como en la lucha libre tradicional, los participantes compiten imitando violentas peleas. Pero en RDC los luchadores también recurren a rituales y a la magia.

Según los participantes, la lucha libre fetichista se juzga según la técnica, el valor y la "magia". Hay pocas reglas, excepto entretener al público y romper tabúes.

"Maitresse Libondans", de 28 años, asegura que sólo sube al ring si sus antepasados le garantizan la victoria. También suele mostrar sus pechos desnudos a sus adversarios para hipnotizarlos.

Según declaró a la AFP, ganó su último combate obligando a su adversario a "chuparle los pechos".

Los orígenes precisos de este deporte, practicado en los barrios más pobres de Kinshasa, no están claros. Los luchadores entrevistados dicen que simplemente siguieron el ejemplo de sus mayores.

Pero algunos expertos afirman que estos enfrentamientos místicos se remontan a los años 1970 y al legendario combate de boxeo "Rumble in the Jungle" entre Mohamed Ali y George Foreman en un estadio de la capital.

Antes de su combate, la luchadora susurra conjuros sobre una ristra de cervezas que bebe con otros participantes y organizadores, sentados en una concurrida y oscura calle del barrio.

De repente, sus ojos se abren de par en par. Los espíritus están allí y dentro de minutos se enfrentará a un adversario llamado Masamba.

Alrededor de un destartalado ring instalado en el patio de la escuela local, cerca de 200 personas se reúnen para presenciar el espectáculo.

- Espectáculo total -

La entrada cuesta 3.000 francos congoleños (1,24 dólares) para los adultos y 1.500 para los niños. Los cigarrillos pasan de mano en mano, los hombres beben licores locales y una banda de música da ritmo al espectáculo entre aplausos y gritos del público.

En el primer combate, un luchador vestido de mujer vence a su adversario con un hechizo y lanza llamas al ring.

Luego es el turno de "Maitresse Libondans". Se arranca la peluca y comienza a desfilar delante de su oponente al son de la banda de música. Su combate contra Masamba es duro. Luchan con brazos y piernas. Se turnan para tirarse al suelo e imitar agresiones sexuales entre vítores y risas del público.

La luchadora se baja la camiseta mostrando sus pechos a su oponente y al árbitro, que comienzan, como poseídos, a chuparle los pezones frenéticamente.

Al son de trompetas y trombones, hace bailar al hipnotizado dúo y sale victoriosa del ring, muy aclamada.

Esa noche, el combate final es ganado por un oficial del ejército congoleño, vestido con un tutú rosa y un pequeño top ajustado.

- "El templo de la muerte" -

Muchos luchadores afirman vivir de las ganancias de sus peleas. Las recompensas pueden llegar a varios miles de dólares para los eventos más importantes.

La mayoría complementan sus ingresos trabajando como curanderos tradicionales.

"Pantera", otro luchador fetichista de Selembao, afirma que la gente viene de lejos para sus curaciones. No participó en el combate de esta noche, porque las ganancias eran demasiado escasas.

El hombre de 48 años, con la cara cubierta de talco, realiza rituales en su "templo", decorado con figuras y velas, donde se lee en las paredes "templo de la muerte" y "demonio negro".

Profiere encantamientos y coloca un cigarrillo en la boca de una estatuilla que aspira el humo y luego lo escupe.

Los ritos tradicionales y el cristianismo están profundamente arraigados en la RDC. A veces se entremezclan, pero no todo el mundo ve a estos "magos" con buenos ojos.

"Algunas personas me tienen miedo", dice "Maitresse Libondans". Pero "también tengo muchos fans", añade.

P.Smid--RTC