Drogas, conflictos tribales y ajustes de cuentas en Maisán, el polvorín de Irak
Tráfico de drogas, luchas tribales y ajuste de cuentas políticos forman parte del explosivo cóctel que sacude a Maisán, provincia del sur de Irak fronteriza con Irán, que se ha convertido en un polvorín.
Tras una enésima ola de violencia en febrero que volvió a colocar a la provincia bajo los reflectores, las fuerzas del orden aumentaron los controles de seguridad en las entradas de Maisán, constató un periodista de la AFP.
Maisán es una de las principales regiones "en términos de tráfico y consumo" de drogas, según el propio ministerio del Interior iraquí.
Casi a diario hay un asesinato o un intento de asesinato de un magistrado o un oficial de policía, a veces en la calle a plena luz del día.
"El tráfico de drogas y los conflictos tribales son las dos principales causas del deterioro de la seguridad en Maisán", resume el diputado independiente Usama Karim Al Badr, entrevistado en la capital provincial de Amarah.
En un país corroído por la corrupción y la proliferación de armas, las diferencias problemáticas se superponen a veces. De este modo, una vieja rivalidad tribal puede reavivarse a raíz de afiliaciones políticas contrarias o la lucha con el control de tal o cual tráfico.
Para defender su gestión, las autoridades destacan las decenas de detenciones llevadas a cabo solo en algunos días.
Pero su acción se ve obstaculizada por tradiciones tribales más arraigadas en Maisán que en otras partes de Irak, estima el periodista y militante Sabah Al Silawi.
"Un oficial de policía no puede cumplir con su deber, será amenazado por una tribu. Su familia será amenazada, pueden matarlo", denuncia.
- "El Estado o el caos" -
En Irak, desde hace varios años, la venta y el uso de drogas está en pleno auge. El centro y el sur, fronterizo con Irán, son rutas importantes para el tráfico, especialmente de metanfetamina.
A principios de febrero, el asesinato de un juez de instrucción especializado en los casos es estupefacientes colocó a Maisán en la portada de los diarios.
"Es una provincia fronteriza, una ruta para el tráfico de droga", reconoce el jefe de seguridad, el general Mohamed Jasem Al Zobeidi.
A diario, sus fuerzas efectúan operativos. "Confiscamos armas todos los días", indica a la AFP, asegurando que continuarán "hasta el regreso de la seguridad y la estabilidad".
El primer ministro Mustafa Al Kazimi, que viajó recientemente a la provincia, ordenó una reestructuración de los altos mandos.
"Tenemos dos alternativas: el Estado o el caos", advirtió en ese momento.
Karim Al Huseini, influyente jefe tribal, defiende la "coexistencia pacífica" que reina desde siempre en la provincia.
Al Huseini, que se jacta de tener un millar de personas que le juran lealtad, rechaza las críticas contra el sistema tribal.
De todos modos, se refiere de manera evasiva a "uno de los grandes problemas" de la provincia, el puesto fronterizo con Irán de Al Sheeb.
"Han pasado cosas en el puesto fronterizo", agrega Al Huseini, envuelto en un amplia abaja, sentado en su salón de recepción bajo un retrato en cerámica del imán Huséin.
- "Amenazas" -
En Irak, los puestos fronterizo no escapan a la cartelización por parte de partidos políticos y grupos armados, que obtienen ingresos por "aranceles" aduaneros.
"El puesto fronterizo es en principio una fuente de beneficios para la provincia de Maisán e Irak. No una fuente de disputas o problemas", lamenta.
Un oficial de aduanas reconoce la fuerte "competencia" entre tribus rivales y facciones armadas para "controlar el puesto fronterizo".
"Pueden amenazar de muerte a los empleados que intentasen denunciar los contrabandos de todo tipo, ya sea droga o el ingreso de productos alimenticios vencidos", afirma este oficial que no quiso revelar su identidad por cuestiones de seguridad.
En un Irak más que nunca polarizado desde las legislativas de octubre, las tensiones y rivalidades que oponen a los pesos pesados está presente detrás de la violencia en Maisán.
O.Larsson--RTC