El desamparo de los sirios en aldeas ocupadas por Israel
En las ciudades y pueblos del sur de Siria ocupados por Israel desde la caída de Bashar al Asad, los soldados y los habitantes se observan a distancia.
La calle principal del pueblo de Yabata al Jashab está prácticamente desierta cuando pasa una patrulla de infantería israelí.
La mayoría de los habitantes se ha guarecido en sus casas y unos pocos se asoman por las ventanas o desde los tejados.
Lo mismo ocurre en la cercana Ciudad Baaz, llamada así por el partido que gobernó Siria durante más de 60 años hasta el derrocamiento de Al Asad tras una fulgurante ofensiva de insurgentes islamistas a inicios de diciembre.
La arteria principal de la localidad quedó muy dañada por el paso de un convoy de tanques israelíes.
El mobiliario urbano se convirtió en un amasijo de metales retorcidos que se esparcen por la carretera entremezclados con ramas caídas.
"Fíjense en la destrucción causada por los tanques israelíes en nuestras calles y señales de tráfico", comenta Arsan Arsan, un médico de 51 años.
"La gente aquí está furiosa por la incursión israelí. Estamos a favor de la paz, pero a condición de que Israel retroceda hasta la línea del armisticio", añade.
- Posible "presencia prolongada" -
Israel anunció el 8 de diciembre que sus tropas estaban cruzando la línea de armisticio y ocupando la zona de amortiguamiento patrullada por la ONU, que ha separado a las fuerzas israelíes y sirias en los estratégicos Altos del Golán desde 1974.
El anuncio, rápidamente condenado por Naciones Unidas, se produjo el mismo día en que los rebeldes entraron en Damasco, la capital siria.
Israel afirmó que se trataba de una medida defensiva ante el vacío creado por la imprevista caída del régimen de Al Asad.
Las tropas israelíes ocuparon rápidamente gran parte de la zona de amortiguamiento, incluida la cima del monte Hermón, la más alta de Siria.
El ejército isarelí confirmó que sus tropas también habían operado más allá de esta zona en el suroeste de Siria.
En una reunión de seguridad el martes en el monte Hermón, el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, habló de la importancia de "completar preparativos [...] para la posibilidad de una presencia prolongada" en la zona de amortiguamiento.
Añadió que la montaña de 2.814 metros servía de punto de "observación y disuasión" ante el movimiento islamista libanés Hezbolá --contra el cual Israel desencadenó una ofensiva aérea y terrestre en septiembre-- y ante las nuevas autoridades sirias, que "aseguran presentar un frente moderado pero que están afiliadas a las facciones islamistas más extremas".
Hayat Tharir al Sham (HTS), el grupo islamista que lideró la ofensiva rebelde contra Al Asad, tiene sus raíces en Al Qaeda y sigue considerado como organización terrorista por varias potencias occidentales, a pesar de que en los últimos años ha intentado suavizar su imagen.
- Banderas israelíes –
Un corresponsal de AFP que viajó por la carretera que conecta Damasco con Quneitra, la capital de la provincia homónima, afirmó que no vio ni rastro del gobierno de transición ni de sus combatientes.
Los puestos de control, encargados de vigilar el acceso a la provincia durante décadas, lucían abandonados.
Las calles de Quneitra estaban también prácticamente desiertas, con habitantes asomándose de vez en cuando para ver pasar a las patrullas israelíes. Los soldados israelíes izaron la estrella de David en varias colinas que dominan la ciudad.
El líder de HTS, Ahmad al Sharaa, reconoció que el hecho de que Israel cruzara la línea de armisticio en los Altos del Golán amenazaba con provocar "una nueva escalada injustificada en la región".
Pero en un comunicado, añadió que "el agotamiento general en Siria tras años de guerra y conflicto no nos permite entrar en nuevos conflictos".
La posición del dirigente dejó a los habitantes del sur con una sensación de abandono.
"Estamos a sólo 400 metros de los tanques israelíes [...] los niños están asustados por la incursión", dijo Yasin al Ali, que vive en las afueras de la aldea de Al Hamidiyah, no lejos de Ciudad Baaz.
Según él, el gobierno de transición y sus combatientes deberían ayudar a la provincia de Quneitra, en vez de celebrar su victoria en Damasco.
"Lo que ocurre aquí debería hacer que quienes celebran en la plaza de los Omeyas se paren un momento [...] y vengan a apoyarnos frente a la ocupación israelí", subrayó.
F.Maes--RTC